Dios llama a Abram, él Escucha y Obedece.
Dios le llama a dejar su tierra y parentela, para ir a una tierra que Él le mostraría, prometiéndole una gran descendencia, ser una bendición para todas las naciones y ser una fuente de bendición para aquellos que lo bendijeran.
Este pasaje es fundamental para la comprensión de la misión de Dios en el mundo, ya que establece el comienzo de la historia de salvación y la promesa de bendición para todas las familias de la tierra a través de Abraham.
En este Congreso Misionero 2025 y CMKids 2025, podremos vivenciar a través de prestigiosos Oradores, como desde el Génesis al Apocalipsis hombres y mujeres, como Samuel y Lidia, ESCUCHARON al Señor, y actuaron en consecuencia con perspectiva en la Salvación a todo pueblo y nación.
“Jesús es el centro de la Historia, su presencia está desde el Génesis al Apocalipsis, y revela la voz permanente de Dios Padre, para la Salvación de la humanidad”.
“Y el SEÑOR dijo a Abram: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra”
Conozca un poco sobre nuestros oradores que serán de bendición en nuestro Congreso Misionero 2025.
Murray se licenció en Biología en la Universidad de Carleton (1979) y obtuvo una maestría en Estudios Cristianos en Regent College (1982). En 1987, junto a su esposa Cindy, se trasladó a Harare, Zimbabue, para pastorear Upper Room Fellowship. Fue decano académico del Trans Africa Theological College en Kitwe, Zambia (1992–1994), y en 1995 fue nombrado Director Regional de la PAOC para África Austral. En este rol, fundaron y pastorearon Hope Community Church y Jubilee Christian Centre en Zimbabue, además de preparar pastores como profesor adjunto en el Pan Africa Christian College.
Ante la necesidad de los niños en África, él y Cindy impulsaron la creación de las Aldeas de la Esperanza en Kitwe (Zambia), Harare (Zimbabue) y Lilongwe (Malawi). Murray continúa siendo Presidente de la Junta de la Sociedad VOH África.
En 2006 fue elegido director ejecutivo de Misiones Internacionales (hoy Mission Global), desde donde supervisa a casi 300 Trabajadores Globales en 75 países, representa la misión de Dios en la iglesia canadiense y colabora con líderes nacionales para expandir la influencia de la iglesia. Además, preside el consejo de ERDO (Emergency Relief and Development Overseas), promoviendo una misión integral que combina evangelización y desarrollo.
Actualmente vive en Canadá, donde enfoca su pasión y estrategia en alcanzar a los perdidos, desarrollar líderes y misioneros, y cuidar de los pobres y oprimidos.
Carlos y su esposa Alicia son los facilitadores de la iniciativa Misión GloCal, un proyecto que busca conectar la visión global de la misión con la acción local de la iglesia, inspirando y movilizando a creyentes para llevar el evangelio a todas las naciones desde sus propios contextos. Además, Carlos sirve como embajador en COMIBAM Internacional, la red iberoamericana de misiones que une y fortalece a iglesias, agencias y líderes en la tarea misionera.
En el ámbito académico, Carlos es Licenciado en Administración de Empresas, en Organización y en Técnica de Seguros por la UADE. También obtuvo una Licenciatura en Ministerio con énfasis en Misiones en el Instituto Bíblico Bautista de Argentina (IBBA), lo que refleja su compromiso en unir formación profesional con vocación ministerial.
Carlos y Alicia viven en Buenos Aires, Argentina, y han formado una familia dedicada al servicio de Dios. Tienen dos hijos y tres nietos. Su hijo mayor, Jonathan, junto a su esposa Carol, sirven a Dios en Argentina. Su hijo menor, Daniel, junto a su esposa Marta, desarrollan su ministerio en el País Vasco. Los nietos de Carlos y Alicia —Lautaro, Santiago e Iker— son motivo de gran alegría y bendición en su vida.
A lo largo de su trayectoria, Carlos ha buscado integrar su experiencia profesional con su pasión por las misiones, siendo un referente en la movilización misionera en el ámbito iberoamericano. Su vida y ministerio reflejan una visión clara: capacitar y animar a la iglesia para cumplir con la misión global de Dios desde lo local.
Ceci. R es misionera de las Asambleas Pentecostales de Canadá, de nacionalidad Argentina, radicada en Canadá, lugar en el que ha desarrollado su ministerio pastoral y misionero, por 25 años. Es madre de tres hijos, casada con Gustavo, por casi 32 años.
Su pasión es la consejería y la formación espiritual de los creyentes, especialmente en la vida de oración y adoración. Ha viajado llevando la Palabra de Dios desde el amazonas Peruano, a Asia Central donde pasó dos años sirviendo en varias funciones entre refugiados de diferentes naciones.
Ver al cuerpo de Cristo fortalecido y con metas claras en su propósito es la pasión que la ha movido todos estos años.
Gustavo R. es misionero de las Asambleas de Dios de Canadá. Ha servido junto a su esposa Cecilia y sus tres hijos por 25 años en y desde Canadá en toda Latinoamérica, principalmente en la enseñanza en muchos Institutos Bíblicos. También han plantado algunas Iglesias como en Michoacán, México y en el Amazonas Peruano. Pasó junto con su esposa, dos años sirviendo en Asia Central en un contexto musulmán. Su pasión es enseñar la Palabra de Dios y ver el efecto transformador en aquellos que la ponen por obra.
Ambos son miembros de la Iglesia Centro Cristiano de Córdoba, Argentina.
José desde muy joven respondió al llamado de Dios y era hacia la India, con mucha carga por los dalits o intocables. En el proceso de formación durante años se graduó en Bachiller en Misionologia en Instituto Bíblico Mediterraneo (IBM).
Con su esposa Isa, comparten la carga por las mujeres vulnerables y su visión de trabajar con las mujeres y niñas, queriendo transformar su mundo con un evangelio integral. Ella se capacitó en Ciclo Básico en Teología en el IBM, Egresada del programa Perspectivas Global y de la Licenciatura en Teología ISUM.
Isa y José son obreros transculturales del Departamento de Misiones de la UAD (DNM) en el Sureste Asiático, estuvieron viviendo un año y medio allí, junto con sus dos hijas.
Ellos sirven dentro de la Ventana 10/40, los menos alcanzados, donde hay persecución religiosa y no se puede predicar libremente. Con sus profesiones, José como entrenador de futbol pudo entrenar a 120 niños de las castas más bajas e Isa a través de la enseñanza de español estableció contactos con adolescentes y jóvenes en las cuales muchas veces pudo compartirles del amor de Jesús dentro de las escuelas.
Estas herramientas sirvieron para establecer amistades con los diversos grupos étnicos: hinduistas, musulmanes y cristianos. Ambos son miembros de la Iglesia Centro Cristiano de Córdoba, Argentina.
Cronograma oficial de los 3 días del Congreso
El llamado de Abram muestra que Dios siempre toma la iniciativa: es Él quien habla primero, busca y elige a las personas para cumplir su plan. Abram no buscó a Dios, sino que respondió a su voz.
Hoy, el llamado de Dios se discierne principalmente a través de su Palabra iluminada por el Espíritu Santo, recordándonos que la misión nace de una escucha atenta.
Dios no le dio a Abram un mapa completo, sino una promesa de guía: “una tierra que te mostraré”. Esto resalta la necesidad de confiar en el carácter fiel de Dios, incluso cuando el “campo” es desconocido. La seguridad del llamado no está en conocer todos los detalles, sino en la certeza de que Dios está con nosotros y guiará el camino.
La historia de Lidia, comerciante de púrpura de Tiatira, muestra cómo una mujer temerosa de Dios escuchó la predicación de Pablo en Filipos y, con el corazón abierto, se convirtió al cristianismo junto a su familia (Hechos 16:14-40). Su disposición para oír la Palabra y obedecer llevó a su bautismo y al compromiso con Cristo.
Tras su conversión, Lidia ofreció su casa como apoyo a Pablo y a los misioneros, convirtiéndose en la primera convertida al Evangelio en Europa y en anfitriona de la primera iglesia en su hogar. Su ejemplo enseña la importancia de escuchar a Dios, dejarse transformar, y poner recursos y talentos al servicio de la misión. Dios preparó su corazón para que su vida, su familia y su comunidad fueran impactadas, mostrándonos que escuchar y confiar en Dios nos convierte en instrumentos para llevar a Cristo a todas las naciones.
Pedro, antes llamado Simón, era pescador en Galilea hasta que Jesús lo llamó a ser su discípulo. Reconocido por su carácter atrevido, impulsivo y espontáneo, lideraba entre los doce y fue de los más cercanos al Maestro. Aunque su temperamento lo llevó a cometer errores, también mostró gran fe, como al caminar sobre el agua confiando en Jesús.
Su momento más difícil fue negar a Jesús, pero tras la resurrección tuvo un encuentro transformador con el Cristo resucitado, donde recibió perdón y restauración. A partir de allí, desarrolló un ministerio poderoso en Jerusalén, Antioquía, Roma y otros lugares, impactando a multitudes con el evangelio. La vida de Pedro enseña que los fracasos no definen el futuro; lo que marca la diferencia es escuchar a Jesús, recibir su perdón y perseverar en la misión. Su fe y compromiso lo convirtieron en un líder clave para la expansión de la iglesia primitiva.
La Palabra de Dios no solo llama, sino que también promete bendición, cuyo alcance es universal: todas las naciones. Abram recibió promesas de descendencia, provisión, reconocimiento y propósito, pero con un fin claro: ser canal de bendición. Lo que Dios da no es solo para beneficio personal, sino para servir al prójimo y expandir Su Reino.
La bendición tiene una doble dimensión: protección y respaldo divino, y al mismo tiempo la misión de llevar esperanza a todas las familias de la tierra. Desde Abram hasta Jesús, la historia de la salvación muestra que el plan de Dios siempre fue inclusivo y global.
Cada creyente hoy participa de este plan llevando la bendición de Dios a las naciones, ya sea yendo, dando, orando o enviando, porque el evangelio no es solo para nosotros, sino para todos los pueblos.
Felipe, evangelista y misionero de la iglesia primitiva, fue elegido como diácono por ser un hombre lleno del Espíritu Santo. Tras la persecución que siguió a la muerte de Esteban, continuó predicando en Samaria, donde muchos creyeron gracias a su testimonio. Su sensibilidad a la voz de Dios lo llevó también a encontrarse con el eunuco etíope, a quien explicó las Escrituras y condujo a la fe en Cristo.
La vida de Felipe muestra que las dificultades y la dispersión no detienen la misión, sino que la expanden. Su convicción se basaba en mirar más allá de lo visible, confiando en las promesas eternas de Dios.
De igual manera, los discípulos de Jesús hoy son llamados a mantener una perspectiva de fe, priorizando lo eterno sobre lo momentáneo, y compartiendo el evangelio aun en medio de la adversidad.
El llamado de Jesús a sus discípulos se asemeja al de los profetas de Israel: ninguno se sentía naturalmente apto —Amós era campesino, Isaías se consideraba impuro y Jeremías demasiado joven—, pero la voz de Dios los impulsó con tal fuerza que no pudieron resistirse.
De igual modo, el llamado de Jesús es radical y urgente, no admite postergación. Aceptarlo o rechazarlo es una decisión libre, pero de carácter fundamental, pues en ella se juega el sentido mismo de la existencia.
Queridos niños, este año tendremos a Samuel, como nuestro personaje, ejemplo de lo que deseamos compartirles.
En 1 Samuel, capítulo 3, podemos leer el llamado de Dios a Samuel, siendo muy pequeño, puede haber tenido menos de 10 años de edad, y mientras servía en el templo bajo la tutela del sacerdote Elí, Dios lo llama tres veces con voz audible. Samuel inicialmente confunde la voz con la del sacerdote Elí.
Cada vez que Samuel escucha la voz, corre hacia Elí pensando que lo está llamando. Es Elí, quien finalmente se da cuenta de que es el Señor, quien está llamando. En la tercera ocasión, Elí le enseña a Samuel que si vuelve a escuchar la voz, responda: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:9)
Queremos guiarte a ESCUCHAR la VOZ del Señor, y que siempre puedas responder: “HABLA, SEÑOR, QUE TU HIJO ESCUCHA”
El texto destaca que el llamado de Dios a Samuel muestra su persistencia y la importancia del discernimiento, incluso a temprana edad, con la guía de otros como Elí. Resalta la obediencia y disponibilidad de Samuel, quien, al comprender el llamado, se mostró dispuesto a escuchar y responder. Este momento marcó el inicio de su ministerio profético, convirtiéndose en una figura clave en Israel al ungir a Saúl y David como reyes. Además, se subraya la relevancia de frases como “Estoy listo” y “Para escucharte”, que transmiten disposición y claridad, comparadas con la atención que un hijo brinda a sus padres cuando le hablan.
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